domingo, 16 de mayo de 2010

ESTUDIANTES VERDES: REBELDES SIN CAUSA

    En estos días es común ver jóvenes que lucen sus brazaletes, camisetas y gorras, todos color verde moda, con sus girasoles y la propaganda de "Mockus Presidente", que reemplaza a los variadísimos estampados en las ropas de marca o de imitación que suelen vestir los y las jóvenes. Algunas de las últimas se las ve con la camiseta verde amarrada arriba del ombligo, en un atractivo contraste con los jeans descaderados. Mockus está de moda con su colección unitaria, nadie lo puede negar.
   Un amigo de Cali me decía hace días: "ve, y vos porqué siendo universitario no apoyás a Mockus?" Pero ¿porqué apoyan los estudiantes universitarios a Mockus? En mi opinión, los estudiantes universitarios que lo apoyan tienen dos certezas: 1. Que Mockus fue rector de la Universidad Nacional, lo que lo hace un conocedor de las necesidades de la educación superior y; 2. Que se bajó los pantalones siendo rector de la nacho, lo que lo hace un rebelde, cualidad característica de la juventud, con la cual esa mayoría se identifica. Pero ninguno pareciera saber que, a quienes les peló su nalga, eran estudiantes como los que hoy lo apoyan vistiendo la moda verde...
    La influencia de los medios masivos que lo muestran como "alternativa", casi como "oposición" al uribismo representado en la figura patriarcal de Alvaro Uribe, un padre que se percibe autoritario, regañón, manipulador y hasta corrupto (del cual cualquier hijo se averganzaría, a no ser que fuera como él, como Tom y Jerry), contrasta con el papá bacano que representa Mockus, comprensivo, que no utiliza el rejo sino la metáfora, que no castiga sino convece, que no dice "toque de queda" sino "hora zanahoria". Es esta imagen de papá bacano la que, en mi opinión, más seduce a las y los jóvenes universitarios. Esto puede ser a consecuencia del viejo criterio de creer que los políticos electos son "padres de la patria" (recordemos también que el origen de la palabra "patria" la ubica en relación a "padre").
    Los estudiantes, jóvenes "rebeldes" por naturaleza (aunque en Cartagena podemos reemplazar este adjetivo por "insurrecto",  "desordenado" o "verrochero") pasan por un idilio muy parecido al enamoramiento de esta figura paterna; las y los jóvenes, sin analizar las propuestas del candidato verde, son participes de su prometido "cambio" que no es tal, y se quedan solo con la imagen prefabricada de Mockus: un rebelde como ellos.
    Lo que necesitamos es la revolución, no la rebeldía. La diferencia entre un estudiante rebelde y uno revolucionario estriba en la causa y en el conocimiento de cómo llegar a una verdadera transformación de la sociedad*. Pero no se puede seguir confundiendo revolución con guerra o guerrilla ni mucho menos con terrorismo, sino que se debe asumir como un proceso de cambio democrático. Una revolución se hace a favor de cambios que siempre son bien intencionados (las utopías sociales) tanto así que cuando esos cambios se pierden de la ruta inicial que llevaba a ellos, la revolución se destina al fracaso.
    Las intenciones de los verdes no son de cambiar estructuralmente al país, sino mantener las mismas políticas del neoliberalismo, en un post-uribismo, "garantizando" su transparencia y legalidad. Por eso a Mockus le parece "bien intencionada" la reforma laboral que ha quitado a los trabajadores para darle a los empresarios. Por eso a Mockus le parecieron justos los decretos de emergencia social, que buscaban salvar de pérdiadas a los empresarios de la salud en detrimento de la prestación de ese derecho a los colombianos. Por eso a Mockus, cuando era rector de la nacho, le pareció bien y le sigue pareciendo, que la universidad pública debe dejar de serlo y nadie debe "estudiar de gorra" (de cachete, se dice en Cartagena), salvo si por mérito lo consigue y paga después, cuando trabaje. Por eso Mockus subió de golpe las matrículas hasta un 60%, y por tal motivo protestaban los estudiantes a los que les peló la nalga.
    En el País en el que Mockus puede llegar a ser presidente si persiste el apoyo rebelde de las mayorías jóvenes universitarias, la mano de obra será más barata para ser más actractivos a los inversionistas, la salud seguirá midiéndose por costo-beneficio favorable a las EPS, los servicios públicos seguirán aumentando para favorecer los capitales privados que los poseen y la educación superior pública seguirá su descenso hasta llegar a la instrucción técnica y tecnológica para el empleo, asequible solo a quien tenga cómo pagarla.
    Apoyar a Mockus por rebeldía se puede parecer a los actos rebeldes que a veces forman parte de las acciones revolucionarias, que tienden a confundirse con la revolución en sí, pero nunca van más allá de la forma o de las acciones de hecho. La historia de nuestro País está llena de actos rebeldes que nada le han aportado al propósito del cambio estructural del país, éste, puede ser otro de esos.


 * Un intersante artículo sobre este tema aparece en http://www.mutantes.com.ar/blog/2005/01/21/rebelde-vs-revolucionario/

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